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Nota

Síntomas Extradigestivos de la Enfermedad Celíaca (EC)

Al pensar en la EC, inmediatamente la relacionamos con el intestino, ya que lo daña e impide su buen funcionamiento. Por ende, a la hora del diagnóstico, tendemos a pensar en los síntomas digestivos: distensión abdominal, diarreas, pérdida de peso, entre otros.

 

 

Sin embargo, gracias a los estudios y avances en relación con la EC, hoy los médicos identifican otros síntomas extradigestivos que pueden ser indicadores de la enfermedad.

 

En 2016 Aglutenados entrevistó a Silvia Pedreira, médica gastroenteróloga con amplia trayectoria, y en esa oportunidad ella comentó: “Hoy sabemos que la Enfermedad Celíaca es sistémica, y por lo tanto abarca un abanico de síntomas. Fue todo un aprendizaje identificar estos síntomas extradigestivos y vincularlos con la EC”. Además, Silvia aclaraba la importancia del trabajo en conjunto con médicos de distintas especialidades: “Hoy creo que el diagnóstico se ve facilitado porque los especialistas que se encuentran con estos síntomas ya están alertas y pueden colaborar en la detección de un paciente celíaco”.

 

Éstos son algunos de los síntomas extradigestivos que pueden llegar a aparecer: diabetes, enfermedades de tiroides, osteopenia/osteoporosis, anemia, infertilidad, convulsiones o epilepsias, lesiones de piel y baja estatura/bajo peso.

Link para leer la nota de Silvia Pedreira.

 

Aglutenados conversó con tres pacientes celíacas diagnosticadas por presentar algunos de estos síntomas: Catalina, Javiera y Débora.

 

 

Catalina Weidenbac tiene seis años. Fue diagnosticada a los cuatro años por su falta de crecimiento. Vive en Vicente López, provincia de Buenos Aires. @desdeahorasingluten

“No tuvo ningún síntoma gastroenterológico. No sospechábamos que podía ser celíaca”, explica la mamá.

Catalina, antes del diagnóstico, venía estancada con el crecimiento. El pediatra la derivó a una interconsulta con la endocrinóloga. Allí le pidieron estudios de crecimiento y anticuerpos de EC, y le dieron positivos. Con ese diagnóstico fueron a la gastroenteróloga y, como estaban en plena pandemia, la médica decidió no realizar la biopsia y sí empezar la dieta libre de gluten.

La doctora Pedreira destaca: “La baja estatura, el bajo peso pueden ser indicadores. El pediatra tiene una visión integral del niño… con lo cual estos especialistas también identifican muchas veces a celíacos ocultos”.

La mamá de Catalina nos dice con entusiasmo que “al iniciar la dieta estricta libre de gluten, Cata creció más de 7 centímetros, y actualmente sigue creciendo muy bien”.

En relación con la adaptación a la dieta, la mamá cuenta que comenzó una búsqueda por redes sociales para seguir cuentas de cocina sin gluten. Incluso se creó una cuenta de Instagram, @desdeahorasingluten, donde publica recetas fáciles y sin tacc. En la casa son cuatro, y todos comen sin gluten, ya que “Cata actualmente tiene seis años, y nos cuesta tratar de que no se tiente con algo. Por eso hacemos la misma dieta que ella. Si alguno quiere comer algo con gluten, lo hace fuera de casa”, destaca con firmeza la mamá.

 

 

Javiera Molina Farías, nueve años, vive en Concepción, Chile, y fue diagnosticada hace un año por pubertad precoz. @soyjavi.celiaca

Carolina Farías, mamá de Javi, conversó con Aglutenados y nos contó que, a partir de la pubertad precoz en Javi, fueron al control con el endocrinólogo. El médico encontró que ella tenía un desarrollo avanzado de pubertad, pero no crecía en tamaño. “Javi siempre ha sido pequeña, con una talla baja-normal, pero nunca nos llamó la atención porque en la familia somos todos bajitos”, explica la mamá.

A partir de ese momento, el médico le pidió exámenes de hormonas de crecimiento y anticuerpos de EC. Salió todo bien excepto los anticuerpos. “Estaban por las nubes”, recordó la mamá de Javi, y además era la primera vez que escuchaban la palabra “celiaquía”. Más tarde le hicieron la endoscopía y se confirmó el diagnóstico. “Llegamos de casualidad al diagnóstico, por el ojo clínico de un médico”, confirmó la mamá.

Luego de saber sobre la celiaquía de Javi, la familia empezó a darse cuenta de que ella había manifestado otros síntomas extradigestivos relacionados con la EC: manchas en el esmaltado dental, piel muy seca y poco crecimiento del pelo. “Con nueve años, nunca se había cortado el pelo”, dijo Carolina. “Hoy la salud de Javi mejoró notablemente.”

La mamá insiste en que Javi es “muy madura y consciente de sus límites, sabe que la DLG es algo para toda la vida”. Al enterarse del diagnóstico, la mamá, más preocupada que la propia Javi, la acostó esa noche y Javi le dijo: “Quédate tranquila, mamá, yo me voy a dormir y mañana comienza mi nueva vida”.

 

Débora Aguirre tiene treinta y tres años, vive en Cipolletti, Río Negro, y es celíaca desde hace siete años. Tenía psoriasis desde chica.

El camino hacia el diagnóstico comenzó porque sufría de constipación. El médico le señaló que tenía colon irritable. Como no se curaba, decidió cambiar de profesional. La nueva gastroenteróloga le realizó una endoscopía, y allí se confirmó su EC.

Si bien el diagnóstico fue detectado por una afección del intestino, Débora nos cuenta que su mayor síntoma desde pequeña (y el que más sufría) era la psoriasis. “La médica me decía que se trataba de una enfermedad nerviosa; se me escamaba la piel en todo el cuerpo, me picaba y la tenía muy seca, como la piel viva, muy colorada”, explica. Desde chica sufría de esta enfermedad y la medicaban con cremas que no le servían. “Me daban cremas con avena”, recuerda.

Tal era la desesperación de Débora que en verano se cubría la piel porque le daba impresión. Sin embargo, los síntomas no cesaron hasta comenzar la dieta libre de gluten: “A los meses de dejar el gluten, mi psoriasis desapareció, nunca más tuve nada”.

La doctora Pedreira enfatiza: “Los dermatólogos estudian dermatitis herpetiforme y lesiones en la piel, como psoriasis, vitiligo, que pueden indicar EC oculta”.

Débora, antes del diagnóstico, perdió un embarazo. Eso también lo relaciona con la Enfermedad Celíaca. “Mi mamá siempre me dice que, si me lo hubieran detectado de chica, mi salud estaría mejor”, reflexiona.

Débora es chef. En su trabajo utiliza guantes y barbijos, aunque no está en contacto con harinas. Nos cuenta que, en el lugar donde vive, no hay lugares seguros para comer afuera: “Te ofrecen ensaladas o papas fritas, pero con riesgo de contaminación cruzada”. Sin embargo reconoce que, a partir de la pandemia, encuentra más productos en locales y supermercados. También cocina en su casa y vende preparaciones de comida sin gluten a los vecinos celíacos.

 

 


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