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Aglutenados entrevistó a Mariana Merlo, periodista de cultura pop y celíaca. Creadora del blog sintaccto.com, comparte con nosotros su historia como persona con capacidades de digestión de gluten diferentes y su opinión sobre la moda gluten free, entre otras cosas.
Aglutenados: Hola, Mariana, ¿cómo estás? Ante todo, felicitaciones: sabemos que estás embarazada.
Mariana Merlo: Sí, por suerte estoy muy bien, el embarazo me sienta perfecto hasta ahora. Tengo fecha de parto para mediados de mayo.
A.: ¡Qué bueno! Contanos, ¿cómo fue que te diste cuenta de que eras celíaca?
M.M.: Me enteré el 5 de mayo de 2015. Esperé unos años el diagnóstico, pero se dio en la fecha justa: el Día Internacional de la Enfermedad Celíaca.
A.: ¡Qué prolijidad! ¿Por qué decís que esperaste unos años el diagnóstico?
M.M.: Porque desde 2005, aproximadamente, estuve intentando conocer la causa de mi anemia crónica, y no tenía éxito. Tomaba pastillas de hierro cada tanto para controlarla, y ningún médico clínico daba en la tecla.
A.: Te entiendo perfecto, mi caso es bastante parecido. Supongo que con la dieta dejaste de ser anémica, igual que yo. ¿Te costó adaptarte a la dieta libre de gluten?
MM: ¡Mucho! Anímicamente me pegó mal; nunca había hecho una dieta en mi vida, y la simple restricción ya me angustiaba. Más allá de que entendía perfectamente la ventaja de esta enfermedad, que a diferencia de otras se puede controlar con una simple dieta, no podía evitar sentirme así.
A.: ¿Cómo lo fuiste aceptando?
M.M.: Con el tiempo pude amigarme con esta forma de alimentación, y también con la ayuda de familia y amigos, que fueron muy contenedores, comprensivos, y me acompañaron en este proceso que resultó una montaña rusa emocional.
A.: ¿Qué opinás de la oferta de productos libres de gluten hoy?
M.M.: Por suerte ya en 2015, cuando empecé la dieta, la oferta era muy variada. Sin embargo, debo decirte que entre ese año y los posteriores se incrementó muchísimo esa oferta; y, lo que para mí es más importante, percibo que la calidad de los productos ha mejorado muchísimo. El mercado LDG evoluciona permanentemente.
A.: ¿Cómo surgió tu blog sintaccto.com?
M.M.: Al poco tiempo del diagnóstico empecé a escribir allí mis experiencias en el mundo libre de gluten casi como una forma de catarsis; no lo difundía, quedaba ahí, como un “diario íntimo”. Y en enero de 2020 me propuse relanzarlo, entendiendo que mis intereses cotidianos (la cultura pop y el mundo libre de gluten) pueden convivir muy bien en un mismo espacio; que puedo compartir curiosidades, como la existencia de una cerveza sin gluten y hecha de galletitas Oreo, junto con información que puede serle útil a quien me sigue, sea celíaco o no.
A.: ¿Podríamos decir que sos una influencer?
M.M.: Creo que en cierto modo lo termino siendo, aunque sea de una generación a la que le cuesta incorporar la palabra (risas). A mis seguidores les interesa mi opinión sobre determinados temas y productos. Algunas marcas, como me conocen por mi trabajo como periodista, se enteran de que soy celíaca y me mandan productos para probar. Por eso creo que sí, termino siendo una influencer dentro de este mundo libre de gluten. Puedo recomendar una serie, un libro y también un producto sin tacc.
A.: ¿Qué opinás de la moda gluten free?
M.M.: Creo que es un arma de doble filo. Por un lado nos resulta útil a los celíacos porque amplía la oferta y ayuda a instalar el término “libre de gluten”, a difundirlo; pero por otro lado puede confundir, porque libre de gluten no necesariamente es apto celíacos. Si la información que se difunde no es precisa, correcta, entonces puede ser contraproducente y peligrosa para los celíacos. Quien come sin gluten por elección no pone en riesgo su salud si el producto no es seguro o se contamina. Mientras que para los celíacos esa falta de rigurosidad puede significar un daño grave en la salud.
A.: ¿Cómo ves el estado de la comunicación/información sobre la enfermedad celíaca en general en nuestra sociedad?
M.M.: Yo siempre digo que el principal enemigo de los celíacos, además del gluten, es la falta de información. Aun hoy en día hay médicos que todavía no asocian la enfermedad celíaca con determinados síntomas. Y en gastronomía te encontrás con responsables de establecimientos que no tienen ni idea de que el gluten puede estar en cualquier producto que no esté certificado debido a una contaminación cruzada de fábrica. Entonces termina siendo peligroso, no se dan cuenta de que ponen en riesgo la salud de los celíacos.
A.: Claro, muchos piensan que los celíacos no comemos harinas y listo: sin pastas ni panera en la mesa, creen que nos cuidan.
M.M.: A quienes me dicen eso me gusta responderles que los celíacos comemos muchas más harinas que el resto, porque incorporamos la harina de arroz, de maíz, de mandioca, de sorgo, de trigo sarraceno. Los no celíacos creo que comen harina de trigo y pará de contar (risas). Me parece que es cuestión de educar e informar permanentemente. Yo lo hago con mis amigos, familiares y cada vez que voy a algún lugar donde me doy cuenta de que les falta información.
A.: Trabajo de hormiga que con el tiempo da sus frutos. Contame tu experiencia en viajes que hayas hecho a otros países siendo celíaca, ¿te resultó fácil encontrar productos o lugares para comer?
M.M.: Yo soy muy organizada, así que antes de cada viaje me armo en Google Drive mapas de las ciudades que voy a visitar y marco lugares de compra o restaurantes que voy rastreando en redes y blogs. Antes, me aseguro de que sean lugares vigentes, abiertos, porque cuando una hace turismo lo último que quiere es perder ese tiempo valioso de paseo en buscar un lugar para comer, ¿no? De esa manera estoy preparada cuando llego y sé que si hoy voy a tal museo, tengo tal lugar para comer a pocas cuadras.
A.: Espectacular, ¡buen dato! Lo voy a hacer en mi próximo viaje… que ojalá sea pronto.
M.M.: En mi experiencia, he estado en ciudades como Berlín o Amsterdam, donde no me resultó tan fácil encontrar productos y lugares, mientras que en Madrid, por ejemplo, en un supermercado como Mercadona encontré todo lo que necesitaba. En este sentido creo que en Buenos Aires, que es donde vivo, la oferta en supermercados ha ido mejorando mucho en el último tiempo. Pero imagino que en el resto del país debe de ser mucho más difícil encontrar productos aptos.
A.: ¿Y alguna vez te pasó de comer algo con gluten sin querer?
M.M.: Sí, precisamente viajando, ¡lo que es peor! En ambos casos comí todo sin darme cuenta hasta que unas horas después vomitaba sin parar. Horrible. Lo curioso es que la sensación que tuve fue la de mi cuerpo eliminando rápidamente ese gluten, eso que me hacía mal, y a las pocas horas ya estaba como nueva. Una vez fue culpa del cous cous (era el acompañamiento de un plato y me dijeron que lo reemplazarían por quinoa, cosa que no sucedió y yo no lo noté) y otra vez, fideos que evidentemente no eran libres de gluten.
A.: Es muy feo sentirse mal, y peor durante un viaje. ¿Cómo te arreglás cuando vas a comer a lo de amigos, o en eventos?
M.M.: Por suerte tengo algunas amigas que cocinan mucho y muy bien y se interesan por preparar platos libres de gluten para que todos comamos igual. Me preguntan, averiguan, son lo más. Cuando voy a reuniones o eventos más grandes, me llevo algo, tratando de que sea lo mismo que comerán los demás, en versión LDG.
A.: Mariana, muchas gracias por compartir con nosotros tus experiencias. Que tu embarazo siga viento en popa.
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