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Denise no es celíaca. Desde chica consultó a nutricionistas para cuidar su peso y estar bien alimentada. A los dieciocho años, mientras estudiaba Nutrición en la UBA, comenzó a seguir una dieta vegetariana, lo que hizo que dejara la carrera ya que lo que estudiaba no tenía que ver con el tipo de alimentación saludable y consciente en la que estaba incursionando.
En 2005, al comenzar con la práctica de ashtanga yoga,profundizó aun más en el cuidado de su alimentación. Hoy es vegana, consume básicamente verduras crudas y cocidas, frutas y frutos secos, pocos granos y legumbres, y usa grasas de primera calidad. Elige alimentos frescos, casi nada congelado ni industrializado. Le gusta preparar su propia comida en su casa, mucho hervido o apenas salteado, algunos deshidratados también,y siempre una ensalada cruda acompañando cada comida.
Denise nos cuenta cómo llegó al veganismo. A pesar del cuidado que tenía en su alimentación, siendo vegetariana sufría constantemente de inflamación abdominal importante y malestar. Siempre siguió estudiando el tema, ocupándose, y en un momento dado se interiorizó sobre el gluten y los problemas de intolerancia que se están dando, el aumento de diagnósticos de celiaquía. Empezó entonces a prestar más atención a cómo reaccionaba su cuerpo cuando comía con gluten,y no tardó en darse cuenta de que la inflamación que experimentaba tenía origen en su ingesta. Y comenzó a erradicarlo de su dieta.
Como evidencia de esto, Denise nos cuenta que hace regularmente un ayuno por año a modo de limpieza. “El bienestar que me producía el ayuno se veía inmediatamente arruinado en cuanto comía harinas (trigo), a pesar de que eran harinas integrales. Una parte mía no lo quería aceptar porque…¿a quién no le gustan las harinas? ¿Por qué yo no puedo si no soy celíaca? Pero el cuerpo hablaba por sí solo”, explica.
Denise comenzó a priorizar su bienestar general por sobre el placer momentáneo que podría darle comerse una pizza o una torta. Le costó, pero el resultado es sólo ganancia. Asegura: “Empecé a elegir el placer de sentirme bien todo el tiempo”.
Desde su rol como maestra de ashtanga yoga, en contacto con muchas personas que se interesan por la alimentación consciente, ella practica lo que predica. Lo recomienda a todos, ya que cree que es beneficioso siempre, y particularmente en edades avanzadas por la relación entre el consumo de gluten y enfermedades tales como el Alzheimer, el Parkinson o la demencia senil. Hace referencia al doctor Perlmutter,[1] neurólogo que ha investigado sobre este tema. “Así como nuestros intestinos se inflaman, nuestro cerebro se inflama y,como no tenemos receptores de dolor allí, no nos damos cuenta. La respuesta del cuerpo para aliviar esa inflamación constante en el cerebro es lo que termina desarrollando estas enfermedades que son tan difíciles de sobrellevar”, aclara Denise.
“Hoy podemos encontrar otras harinas más saludables, sin gluten, y cada vez más productos artesanales deliciosos hechos sin gluten. Sólo es cuestión de ampliar nuestro mundo y experimentar nuevos sabores”, concluye.
[1] Doctor David Perlmutter, autor del exitoso libro Cerebro de pan, es un reconocido neurólogo y miembro del American College of Nutrition.
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