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Carlos es triatleta. Comenzó a sospechar la posibilidad de ser celíaco hace un par de años, a partir de fuertes dolores estomacales que sufría durante las competencias. A raíz de ello se hizo los estudios correspondientes y le confirmaron el diagnóstico. Hoy, dos años más tarde y llevando una dieta libre de gluten, logró recuperar su rendimiento deportivo y renovó su ilusión de clasificar próximamente para competir en el Ironman de Hawai, el más importante del mundo.
El triatlón es un deporte individual que combina tres disciplinas: natación, ciclismo y pedestrismo. Se caracteriza por ser uno de los deportes más exigentes. Por ejemplo, para completar un Ironman, hay que cubrir 3,8 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,195 km de pedestrismo. Es una competencia que puede tener una duración de más de diez horas.
Hasta hace dos años, Carlos nunca había tenido síntomas ni indicadores que lo hicieran pensar que podía ser celíaco. Las sospechas comenzaron porque tenía fuertes dolores estomacales en competencias, sobre todo en la etapa del trote. Participando en el Triatlón de Punta del Este, la pasó mal: mientras trotaba se "doblaba" del dolor, e incluso terminó en una ambulancia. Luego de eso, y por sugerencia de una compañera celíaca, decidió hacerse los estudios correspondientes. Los análisis y la biopsia confirmaron el diagnóstico sospechado.
Tener un diagnóstico lo alivió: sintió que los problemas físicos que experimentaba en las competencias tenían un motivo, y lo mejor de esto es que con llevar una dieta LDG podían solucionarse.
En un primer momento le costó mucho adaptarse. Se define como asintomático (sólo ha tenido síntomas en momentos muy exigentes de las competencias), por lo tanto nos cuenta que al principio transgredía, tenía "deslices". De a poco fue tomando conciencia, y hoy reconoce la importancia que tiene en su vida y en su rendimiento deportivo llevar una dieta correcta y sin gluten en serio.
"A nivel deportivo el cambio fue brusco. Adelgacé un montón, no se me hincha más la panza, y empecé a digerir y asimilar mucho mejor y más rápido los alimentos." Carlos dice haber recuperado su vida, su bienestar y su mejor rendimiento deportivo.
Hoy debe cumplir hasta catorce entrenamientos semanales; es decir, todos los días se entrena en doble turno. Las competencias de triatlón de media y larga distancia en las que se especializa requieren alimentarse durante su transcurso. Y también para una competencia de Ironman, de más de diez horas de duración, la adecuada alimentación es fundamental. Un atleta que pretenda participar de este tipo de eventos debe cuidar al extremo su alimentación, entrenamiento y descanso, entre otras cosas.
Nuestro entrevistado nos relata cómo organiza una carrera fuera de Buenos Aires. En la previa prepara un bolso lleno de productos aptos: galletitas de arroz, fideos, mermeladas, salsas LDG, membrillo, quesos, etc. Él mismo se encarga de cocinarse o de hablar con el chef para explicarle los recaudos necesarios a la hora de elaborar su dieta. "Con eso me aseguro de que, si me va bien o mal en la carrera, es por mi rendimiento y no por algún alimento que me haya caído mal." Lo que pasa en la cocina de un triatleta es muy importante: de eso depende el resultado de una carrera que llevó muchos meses de preparación. El arroz se ha convertido en algo indispensable en sus comidas; también los fideos, las papas y las batatas, entre otros hidratos. Carnes, pollo, pescado, lácteos, verduras y frutas complementan su alimentación.
Durante las competencias: mucho líquido —agua, bebidas con carbohidratos—, geles energéticos, banana y sándwiches de membrillo y queso en galletas de arroz.
Más allá de su actividad de deportista, Carlos lleva una vida social activa. Lo curioso reside en que es en ella donde encuentra más problemas a su "ser celíaco". Al principio se retraía y, por miedo a tentarse con la comida de sus amigos, se quedaba en su casa. Hoy, con esa etapa superada, cada vez que se juntan con amigos pregunta qué van a comer y, si el menú no es apto, se lleva su comida. Alimentarse sin gluten, en su opinión, es positivo, más sano: "Todos deberían alimentarse sin gluten", dice, "y en especial evitar comer harinas de trigo".
Hoy, ya como un celíaco consolidado, Carlos sigue entrenándose con vistas a preparar su cuarto Ironman en Florianópolis, Brasil, en 2015, y con la ilusión intacta de clasificarse para el Ironman de Hawai, el más antiguo y prestigioso del mundo.
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