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Aglutenados fue a Europa central y visitó este reducido país estratégicamente ubicado que tiene salida al Mediterráneo. Cuenta con pequeñas playas, montañas para hacer esquí, y lindísimos lugares para recorrer, tales como Bled, enigmático pueblo cerca de Liubliana, su capital. Eslovenia se independizó de la ex Yugoslavia en 1991 tras un corto conflicto, la Guerra de los Diez Días. En 2004 se incorporó a la Unión Europea (UE), y en 2007 comenzó a usar el euro como moneda. Es un país amigable con los celíacos; se habla en esloveno, pero uno puede manejarse en inglés con comodidad.
En 2016 Liubliana fue proclamada Capital Verde de Europa; allí mucha gente circula en bicicleta, y se trata de una ciudad sustentable y ecológica. El agua se puede beber de cualquier fuente, y su población parece tener mucha conciencia sobre el cuidado del medio ambiente. Se observa población joven: muchos estudiantes.
Como en cada viaje a países donde el idioma es diferente, aconsejamos llevar la carta para restaurantes en el idioma local: hoy lo mejor resulta tener una foto de ella en el celular para poder mostrarla cuando sea necesario.
Como turistas, y sin demasiada información previa, al llegar encontramos productos aptos en los supermercados; están las cadenas DM, Spar y MerKator. Nos comentan que incluso en pequeños pueblos y ciudades se encuentran alimentos GF. En general, los productos están etiquetados por el fabricante local o por las sociedades nacionales. Si no, simplemente hay que leer las etiquetas: en calidad de alérgeno, el gluten figura en el caso de que el producto lo contenga entre sus ingredientes, así como lácteos, soja y otros.
En el centro de Liubliana hay un lugar con tortas aptas para celíacos, hechas con trigo sarraceno, un cereal que se consume mucho en Europa. En varios de los restaurantes se indica si los platos tienen gluten. En caso de que no esté indicado, recomendamos consultar con el cocinero, si se puede… sabemos que no siempre es accesible. Hay conocimiento de la EC, pero esto depende un poco de cada local y de su personal. En el lago Bled, por ejemplo, comimos en el restaurante del Castillo, y allí sabían perfectamente qué ofrecerme, e incluso me trajeron panera especial.
Igual que en varios países de Europa, en Eslovenia se puede tomar tap water (agua de la canilla, en jarra, que se sirve en los restaurantes). Lamentablemente esto no ocurre en todos los países; en Berlín, por ejemplo, exigen pedir agua mineral. Un signo de progreso y de país desarrollado.
Como todas las naciones de ese continente, Eslovenia se rige por el Codex, y admite hasta 20 ppm en los productos libres de gluten. Asimismo, por su calidad de miembro de la UE, allí se ofrecen, además de marcas locales, otras marcas europeas.
Existe una asociación de celíacos eslovena —www.drustvo-celiakija.si— cuyo presidente desde hace cuatro años es Domen Fras, celíaco de veintinueve años, con quien nos contactamos. Es miembro de dicha asociación desde sus comienzos en 1988. Ésta organiza diversas actividades a lo largo del año:
Cuatro campamentos de verano: se trata de actividades de cuatro días para familias jóvenes; también hay para adultos y para niños.
Cerca de quince conferencias sobre EC y comida GF.
Unas treinta clases de cocina GF.
Dos eventos deportivos, uno en verano y otro en invierno.
Varios eventos de socialización a lo largo del año.
A estos eventos invitan a miembros y no miembros a través de la web y de la revista que editan dos veces al año. La membresía cuesta 20 euros anuales. La asociación testea doscientos productos por año y los incluye en su boletín.
Los padres con hijos celíacos reciben ayuda del gobierno (100 euros por mes y beneficio en algunos impuestos) hasta que tienen dieciocho años, o hasta los veintiséis si son estudiantes.
Domen fue diagnosticado de bebé, apenas empezó a ingerir gluten, ya que, como tenía una prima mayor con EC, sus padres decidieron consultar y hacerle los análisis correspondientes. No tenía síntomas y, según nos cuenta, por un cambio en los estándares de diagnóstico su condición celíaca se tornó cuestionable cuando tenía ocho años, y por indicación médica fue expuesto al gluten nuevamente bajo supervisión. Esto duró seis años y tuvo consecuencias para su salud (problemas de tiroides, de piel, de peso y crecimiento) comprobadas luego mediante una biopsia. "Un error", comenta Domen. Desde aquel momento, con diagnóstico reconfirmado, se ha ceñido a la dieta estricta y sabe que será para toda la vida. Su calidad de vida mejoró; los problemas de salud desaparecieron, excepto el tema de la tiroides y la depigmentación de la piel.
"No tengo problemas con la dieta, y conscientemente jamás me salgo de ella", enfatiza. Quizá por todas las dificultades que tuvo en el período en que lo impulsaron a comer gluten, es demasiado consciente de los problemas que puede tener si lo hace.
"Veo en otros celíacos en mi país y en Europa que tal vez el período más arduo para seguir la dieta es durante el colegio", comenta Domen, remarcando que el mismo proceso de crecimiento hace que a veces no sea tan fácil explicar a otros de qué se trata la celiaquía, o cuesta tener que llamar la atención señalando un problema que nos diferencia del grupo.
"En mi caso siempre me sentí muy apoyado por familia y amigos", nos cuenta, y "cuando tengo eventos o reuniones llevo mi comida o averiguo con el anfitrión si habrá algo para mí. Siempre me las arreglo para comer algo gluten free", afirma.
Domen piensa que, si bien el conocimiento en la población general en relación con la EC mejoró en los últimos años, hay mucho por hacer aún. Ve el principal escollo en las personas que preparan comida gluten free en colegios o restaurantes, que no siempre saben lo suficiente y lo necesario. Y quizá lo más grave es que creen que lo saben.
Se trata de una situación similar a la que se da en la Argentina. Estamos todavía en un proceso de "educar", "difundir" que el gluten no es sólo "harina" sino que puede estar oculto en cualquier producto industrializado. Creo que eso es lo que más les cuesta entender a quienes no son celíacos, y así muchas veces ofrecen comida que creen que es sin gluten.
Algunos restaurantes gluten free en Liubliana:
* Gregorino: Poljanska cesta 8, 1000 Ljubljana www.gregorino.si
* Al Capone: Šmartinska cesta 152g, 1000 Ljubljana (Citypark – BTC), www.al-capone.si
* Foculus: Gregorčičeva ulica 3, 1000 Ljubljana, www.foculus.si/en
* Cojzla: Šmartinska cesta 152, 1000 Ljubljana (Mercado cerca de BTC), www.facebook.com/Cojzla/
* The Wok: Čopova 4, 1000 Ljubljana, www.thewok.si
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